martes, 30 de mayo de 2017

EL PERRO COMO MEDIO DE SEGURIDAD NECESARIO





Psicológicamente temido, su efectividad corre pareja a su imagen disuasoria, recabando y demostrando, que la vigilancia y la guarda es su patrimonio, por su incorruptibilidad, recelo, valentía y fidelidad.

                                                     

Su presencia, acrecentando la confianza y seguridad de su guía, facilita la tranquilidad psíquica indispensable para el quehacer diario, y vela nuestro reposo. Con él, no nos incomoda la ausencia de vecinos que detecten el ruido o aprecien una conducta anómala, no desconfiamos de un corte de energía eléctrica que anule los sistemas de seguridad, no precisamos esa cabina irreductible, que como coraza, quisiéramos permanente. Su movilidad hace constante el amparo, su ductilidad, la aplicación variable, su inteligencia, una respuesta fiable, no sujeta a programación estanca.

Con su eficacia, evita el enfrentamiento de una aproximación, en su ataque, los heridos de gravedad o muerte y con su vigilancia ante la inmovilidad, los errores lesivos a terceros. Su acción no puede interpretarse como abuso de fuerza, medio desproporcionado de defensa o provocación, cual arma, no puede sustraerse y ser utilizada a posteriori por el delincuente

Totalmente capacitado por la naturaleza para la labor de protección, en la que supera cualitativamente al hombre, no precisa protegerse de las inclemencias atmosféricas, sus finos oídos delatarán todo movimiento del entorno y su olfato le revelará la presencia de las personas ocultas. Su intuición, adelantarse a la más escondida intención y sus reflejos y velocidad, dominar todas las situaciones. La jornada laboral es plena, sin descansos semanales ni vacaciones y su dedicación algo innato y esencial en su vivir.

Históricamente desde los más recónditos tiempos, ocupó la defensa del hombre y sus propiedades, pero, condicionado por la convivencia ciudadana, para la que es obligatoria una educación específica, el sosiego social, ya disfrutado, y la persecución legislativa a la que fue sometido, su popularidad, salvo restringidos y selectos círculos, disminuyó. En la actualidad y como necesidad perentoria, surge nuevamente su utilización, que avalada por novísimas técnicas de adiestramiento, hacen que ocupe el lugar principal en las ofertas de las compañías de Seguridad, como operativa en el campo privado, y en las Policías Estatales en el público.

                                   


Superior y evolutivo a los más sofisticados medios de seguridad, su uso adquiere las características de sistema propio o de trabajo individual y como complemento de otros medios, alcanzando la plenitud de la total protección como componente del binomio hombre-perro, pero siempre, imprescindible.